viernes, 15 de abril de 2011

¿Distancia?


En las últimas semanas he oído comentarios de todo tipo. Algunos de ánimo, reconfortantes, felicitándome por haber encontrado el amor y por tener a Dani a mi lado. Deseándome lo mejor y recordándome lo afortunada que debo de sentirme por estar viviendo algo tan maravilloso. Otros comentarios, la mayoría de ellos, me recuerdan que no todo es un camino de rosas. Me refiero a frases como "la distancia destruye las relaciones", "es muy difícil no poder estar a su lado" o "tarde o temprano será insostenible".

Esta entrada va dedicada a todas esas personas que me han recordado alguna vez que, lamentablemente, Dani vive a 535 kilómetros de mí. Aunque sé que, probablemente, ninguna de ellas la leerá nunca. No considero que se trate de comentarios ofensivos ni con malas intenciones. Reflejan la realidad, la misma que me lleva a reflexionar y a darme cuenta de una serie de aspectos que quiero compartir entre estas letras.

Sí. Es muy duro estar lejos de la persona a la que amas. Levantarte cada mañana y pensar que vas a pasar otro día sin él. Es muy difícil llevar una vida normal, seguir cumpliendo tus obligaciones, ir cada día a la uni (bueno...), salir de compras, dormir... Y pensar que todas y cada una de esas pequeñas cosas querrías hacerlas con él. Pero hay que aceptar que, por ahora, no es posible. Y hay que aguantar. Esa es la base de todo. Tener el valor suficiente y la paciencia como para esperar que pasen todos los días que faltan para que podamos estar juntos de nuevo. Cada minuto se hace eterno, pero finalmente llegará el momento en que nos reencontremos. Y los días o las horas en que estemos juntos, mirándonos, abrazándonos besándonos... Valen todo el sufrimiento y la agónica espera de los días anteriores.

Gracias a todo esto, me estoy sorprendiendo a mí misma, porque estoy descubriendo que soy mucho más fuerte de lo que pensaba. Con todo lo duro que es, ni siquiera se me ha pasado por la cabeza el abandonar. No, ni de coña. No pienso rendirme. Y sé que voy a aguantar todo el tiempo del mundo, porque estoy viviendo lo más intenso y significativo que he vivido jamás. Y porque no puedo imaginarme ahora sin Dani a mi lado. No me cansaré de luchar.

Así que seguiré oyendo esos comentarios. Pero sonreiré al hacerlo y afirmaré con voz alta y clara que no me importa que vivamos lejos. Que la distancia no puede robarme la felicidad.


martes, 12 de abril de 2011

535


El mes de marzo pasado fue uno de los mejores de mi vida por muchas razones, pero para mí la más importante está estrechamente relacionada con este número.

Creo que una de las preguntas que más me había hecho en mi vida, era si alguna vez encontraría una persona que realmente valiese la pena conocer de verdad y con la que compartir mi tiempo. Si esa media naranja de la que tanta gente habla, existía también para mí. Alguien con quien reír, compartir gustos, pensamientos, sentimientos, planes, confidencias y hasta poder disfrutar del silencio tan solo mirándole a los ojos. Lo que nunca imaginé es que cuando llegase esa persona, como ha sucedido, la distancia sería un obstáculo, o tal vez sí lo hice, pero me negaba a que así ocurriese. Sin embargo, supongo que no elegimos de quien enamorarnos, simplemente lo hacemos y eso es lo que lo hace tan precioso y espontáneo.

Y es por ello tal vez, por amor, por lo que siento que estoy cambiando mi vida a mejor. Porque hasta entonces creo que fue algo que tristemente creí tener en ocasiones, y de lo que siempre carecí. Una razón para sonreír por las mañanas, alguien en quien pensar a cada momento y saber que siempre estará ahí, por muchos kilómetros que nos separen y horas de viaje insufribles, para apoyarme y brindarme su cariño en los días más nublados, las decisiones más difíciles y en los momentos más amargos.
Por esto, dando por hecho que compartir es un complemento de amar, comenzamos este proyecto juntos y espero que se prolongue durante muchísimo tiempo, ya que será una buena señal de que todo seguirá siendo tan increíble como hasta ahora.

¿Sobre qué escribiremos? Pues como se suele decir, sobre todo y nada. Lo que si me parecía importante era dedicarle estas primeras líneas a este número tan especial, el 535, la distancia que me separa de la persona a la que amo. Aunque seguramente sea el número que más me ha jodido la existencia estas últimas semanas, me hace recordar que si la felicidad fuese una droga, yo estaría muerto por sobredosis.